Estudios confirman que los terrores nocturnos son más comunes en niños que en adolescentes o adultos. A partir de lo mencionado, se estima que el 2,2% de los adultos los ha experimentado o los experimenta. Aunque la cifra es aproximada, porque muchas personas no pueden siquiera recordarlos cuando despiertan.
Los terrores nocturnos, como su palabra lo expresa, ocurren usualmente durante la primera mitad del periodo de sueño. Esto quiere decir que suelen aparecer inmediatamente nos dormimos. Por lo tanto no es común tener dos episodios en una sola noche, aunque tampoco es imposible.

Los terrores nocturnos son normales en los infantes, pero no hay que preocuparse porque con el tiempo suelen desaparecer.

En términos generales suelen durar alrededor de 10 minutos, pero en algunos niños el periodo puede extenderse por 30 o 40 minutos. Luego del episodio, la persona suele recostarse y dormir. Además se caracteriza porque lo olvida completamente cuando se despierta, como si nada hubiese sucedido. Es inestimada la frecuencia con la que pueden aparecer. Algunos chicos experimentan este episodio muy rara vez, mientras que otros pueden tener uno o dos por mes.

¿Qué son los terrores nocturnos?

Al igual que el sonambulismo, es un tipo de parasomnia. Que ocurre durante la etapa no-REM del sueño. Los terrores nocturnos suelen aparecer cuando estamos parcialmente despiertos. Es decir, en la transición entre dos estados del sueño, cuando no estamos despiertos, pero tampoco estamos completamente dormidos. Usualmente suceden durante las primeras 3 o 4 horas de sueño nocturno. Donde la persona experimenta una serie de síntomas que son característicos de este trastorno. Los cuales detallaremos a continuación.

¿Cuáles son los síntomas?

El más frecuente es sentarse en la cama y romper en llanto. Otros síntomas que pueden aparecer:

Son diversos los síntomas que se pueden manifestar e indicarnos que se trata de terrores nocturnos.
  • Gritar o llorar.
  • Quedarse en blanco.
  • Agitarse o sacudirse en la cama.
  • Aumentar el ritmo respiratorio.
  • Sentirse confundido.
  • Levantarse, saltar de la cama o correr alrededor de la habitación.
  • Elevarse el ritmo cardiaco.
  • Ruborizarse o sudarse.
  • Comportarse agresivamente si alguien intenta evitar que corra o salte.

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Causas de los terrores nocturnos

Al igual que otro tipo de parasomnias, los terrores nocturnos pueden tener un componente genético. Es decir, que es más frecuente que aparezcan si se tiene algún antecedente familiar de parasomnia, especialmente si se trata de un padre o hermano. Sin embargo, no existe evidencia científica que asocie los terrores nocturnos con trastornos psicológicos.
Algunas condiciones que pueden predisponer a tener estos episodios nocturnos son:

  • Fiebre.
  • Falta de sueño.
  • Ansiedad por separación en los niños.
  • Periodos de conflictos o estrés.
  • Algunos medicamentos.
  • Migrañas.
  • Uso y abuso de alcohol.
  • Lesión cerebral.

Terrores nocturnos en niños

Frecuentemente estos terrores nocturnos aparecen entre los 4 y los 12 años, desapareciendo espontáneamente una vez entrada la pubertad. De todas formas, investigaciones recientes demuestran que el 35% de los niños de 1 año y medio han tenido estos episodios. Es importante no despertar al niño mientras está padeciéndolo ¿Por qué? Porque haciéndolo podemos extender el episodio o provocar lesiones. No hay que alarmarse porque el niño inmediatamente se dormirá de nuevo.
De todas maneras, si los episodios se repiten, debemos asegurarnos que la habitación del niño sea segura. Sacar todos aquellos objetos que pueden generar daños y asegurar las puertas y ventanas.

En los niños es común que los terrores nocturnos se manifiesten a partir de gritos y llantos.

Terrores nocturnos en adolescentes

No hay mucha evidencia empírica al respecto, pero se considera que los terrores nocturnos desaparecen a partir de los 12 años. Existe un único estudio que demuestra que solo el 4% de las parasomnias persisten pasada la adolescencia. La aparición de estos episodios en los adolescentes puede ocurrir por traumas o por algún trastorno psiquiátrico. En estos casos se recomienda consultar con un especialista para que ayude, por ejemplo, a identificar cuál o cuáles son los disparadores de los episodios.

Terrores nocturnos en adultos

Aquellos adultos que los padecieron durante su infancia, pueden llegar a tener estos episodios. El estrés, la falta de sueño o el desarrollo de otro tipo de trastorno del sueño, pueden ser los desencadenantes.

Tanto en adultos como en adolescentes son menos comunes, y suelen asociarse a otras cuestiones.

Terrores nocturnos: tratamiento

En el caso de los niños, no es necesario ninguna clase de tratamiento si lo experimentan menos de dos veces por mes. Pero algunas maneras de reducirlos, son mejorando los hábitos de sueño del niño. Lo mismo sucede en el caso de los adultos y adolescentes, optimizando el sueño y asistiendo a terapia, son maneras de controlarlo.

¿En qué caso visitar a un doctor?

  • Los episodios ocurren 2 o más veces por semana.
  • Los episodios provocan lesiones o casi lesiones.
  • Se acompañan de sonambulismo.
  • Cuando afectan el funcionamiento normal de la persona durante el día.
  • Los terrores nocturnos surgen en la adolescencia o en la adultez.

Terrores nocturnos y pesadillas

En las pesadillas el niño recuerda vívidamente lo que soñó. Es clave poder diferenciarlas de los terrores nocturnos.

Es muy fácil confundirlos. Pero analizaremos cuáles son las diferencias y podremos distinguir unos de otros.
La principal distinción parte del hecho que, las pesadillas ocurren durante el periodo REM del sueño y no incluyen comportamientos físicos o verbales. Además, al despertar de una pesadilla, probablemente algo recordarás del sueño. Por ejemplo en torno a qué temática se desarrolló esa situación que experimentaste como real.
En cambio, cuando tienes terrores nocturnos, olvidas el contenido del sueño despertarte. Quizás recuerdes algunos detalles, pero es imposible reconstruir la historia.
Tanto las pesadillas como los terrores nocturnos comienzan en la infancia. Hablando de porcentajes, entre el 10% y el 50% de los niños entre 3 y 5 años tienen pesadillas. Si bien los terrores nocturnos son considerados como menos comunes, los casos no están bien documentados y los que existen difieren entre si. Por ejemplo, un estudio demostró que el 40% de los niños por debajo de los 5 años los experimentan.
Anteriormente hemos hablado sobre las pesadillas y, cómo ellas impactan negativamente en el soñante. Si te interesa conocer más a fondo a qué nos referimos cuando hablamos de pesadillas, te invito a visitar el siguiente artículo: «Pesadillas, TODO lo que tienes que saber y cómo curarlas«.

Fuentes: KidsHealth, healthline.


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